El éxito en el tratamiento de una pieza de Acero las basamos en cinco condiciones:
Buen Diseño, Buen Acero, Buen Tratamiento por Inducción, Buen Control de Calidad y Buen Uso.
-En lo que se refiere al DISEÑO, si este es deficiente, se aumentan los riesgos de grietas y deformaciones en el Tratamiento por Inducción, aunque el personal que haga este trabajo sea experto en él. Un buen diseño colaborando con los que deben tratar la pieza no interfiere con el Tratamiento por Inducción, lo facilita. La falla de una pieza normalmente ocurre en una región de tensiones localizadas. Por lo tanto los diseñadores deben saber que es importante prestar atención al problema de los concentradores de tensiones. Esto es particularmente importante bajo condiciones de esfuerzos elevados y esfuerzos fluctuantes. Algunos concentradores de tensiones son resultado del diseño: entallas, cantos, esquinas agudas, cambios abruptos de sección y de diámetro, huecos ciegos, roscas... Otros son mas insidiosos y pueden resultar de una mala ejecución del diseño: mal mecanizado, marcas de herramientas de impacto, rayas, grietas de rectificado, cortes... La forma ideal para el Tratamiento por Inducción es aquella en la cual todos los puntos de cualquier sección o superficie reciben o regresan la misma cantidad de calor a la misma velocidad. Esto en la realidad no pasa, pero la labor del diseñador es tratar de acercarse lo más posible. El diseño también incide en las deformaciones que se producen en las piezas por las formas complicadas con que se proyectan. El Tratamiento no se aplica sobre el acero sino sobre las piezas de acero. Los calentamientos y enfriamientos inherentes al Tratamientos producen en los aceros variaciones de volumen y forma que se traducen en las piezas. Las deformaciones de las piezas se producen por cambios volumétricos dados en los cambios de estructuras, lo cual es inherente al acero y la mejor manera de controlarlos es controlando las temperaturas y los tiempos de calentamiento. Se deben minimizar al máximo los defectos de los materiales, cuanto mas limpio el acero menos peligro de grietas y deformaciones. Las inclusiones no metálicas (óxidos, silicatos, poros...) y las segregaciones provocan aumento de tensiones locales que dan lugar a las grietas y deformaciones. En los lingotes laminados de aceros aleados son comunes las bandas y el amontonamiento de carburos que no se pueden eliminar en el tratamiento y son causa del problema. Por todo lo expuesto anteriormente queda claro que en el diseño se deben prever las tolerancias necesarias para rectificar y ajustar medidas después del tratamiento.